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LA FALSIFICACIÓN COMO HECHO CRIMINAL

La falsificación en el mundo del arte y la arqueología es el tercer delito más rentable dentro del mundo criminal. Este hecho puede explicarse muy fácilmente. Primero, el valor del patrimonio artístico aumenta cada año, claramente porque hablamos de obras únicas que, de desaparecer,  serían insustituibles. También, porque se asume que en el caso de los grandes maestros de las artes plásticas, sus exquisitas técnicas y hasta el “aura de la obra”, serían imposibles de recrear.

Provenimos de una cultura en la que la marca o la firma del autor lo valen todo, esto desde luego ya lo había demostrado Marcel Duchamp con su Fuente o Urinario. Es entonces cuando vale la pena volver a las antiguas preguntas sobre qué es una obra de arte y qué lineamientos se siguen para clasificarla y valorarla.

Si partimos de esa idea, tenemos que considerar que el mundo de las falsificaciones encuentra un mercado ideal porque al momento de tasar una pieza, su rareza o escasez determinan en gran manera su precio. No es de extrañar que los coleccionistas no solo busquen lo mejor, sino también que hagan inversiones por millones de dólares esperando que luego el valor de la obra se acreciente.  

Lo mismo ocurre con los museos, su prestigio depende en gran medida de sus colecciones, y qué no darían por tener en sus depósitos obras de incalculable valor de los mejores maestros del arte.

Es precisamente por esa necesidad de abastecer un mercado tan particular que siempre existieron especialistas en falsificación, al punto de que, actualmente, según el investigador Daniel Schávelzon (2009), al menos la mitad del patrimonio artístico a nivel mundial es falso o está mal atribuido. Eso nos habla de una cifra demasiado alarmante y de grandes mentiras que han sido encubiertas por años y siglos.

Cada año se registran al menos cinco mil obras de arte robadas y se estima que la mayoría de ellas se encuentran escondidas en Europa o Estados Unidos.

Sin embargo, no es solo el robo de piezas artísticas lo que llama la atención, sino la falsificación sigilosa de piezas que entran al mercado y a los museos diariamente.

Actualmente, las investigaciones científicas permiten descubrir cuándo una obra no es auténtica, sin embargo, también se diseñan simultáneamente técnicas artísticas que logran aprobar los análisis. En muchos casos controvertidos solo se ha descubierto el crimen cuando el artista- falsificador confiesa lo que ha hecho.  

La demanda de reproducciones artísticas no se detiene. En toda Europa es fácil encontrar museos dedicados a la exposición de piezas falsificadas y empresas dedicadas a la copia legal de obras que no violen los derechos de autor. Solo el mercado de reproducciones legales puede ofrecerle a una sola de estas empresas cifras cercanas a los tres millones de dólares al año.

 

Luego de conocer estos hechos, queda claro que el mercado del robo y las falsificaciones de arte no va a desaparecer y seguirán apareciendo "nuevas" obras y descubrimientos arqueológicos.

  

Para adentrarnos en este particular presentamos un video con la opinión de varios expertos (historiadores de arte, técnicos químicos y casas legales de reproducción) sobre la falsificación y algunos ejemplos sobre cómo se recrean los pigmentos que utilizan los falsificadores. Los videos forman parte de un grupo de entrevistas desarrolladas por Susane Dauz y la DW.

Opinión de expertos sobre la falsificación
Técnicas para falsificar según científicos
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